miércoles, 4 de abril de 2007

LAS CHAPAS.

Hoy me salgo de los habituales temas poqueriles, para hablar de un juego de apuestas típico de mi zona y típico de estas fechas.

Me refiero a las Chapas o Charpas. Este juego, muy típico de las zonas Zamora, León y Palencia, tiene, según se cuenta, su tradición en la manera que los soldados romanos que se jugaron la túnica de Jesucristo.

La mecánica del juego es muy sencilla (voy a explicar las reglas en la comarca de Saldaña en Palencia, aunque puede que haya algunas variaciones en otras zonas).

Consiste en lanzar las chapas, generalmente dos “perragordas” (monedas de 10 céntimos) de cobre de las de Alfonso XII, al aire y tras caer éstas al suelo, el resultado obtenido, “caras” (las 2 chapas caen por el lado de la cara), “lises” (las dos caen por el lado de la cruz o lis) o “cara y lis” (cae cada moneda de un lado distinto), determina el vencedor de la apuesta.

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La liturgia de las chapas es la siguiente: Se reúne la multitud en corro alrededor del baratero, el cual hace las veces de maestro de ceremonias, animador a las apuestas y árbitro. El baratero da el turno de lanzar las chapas a aquel que lo haya solicitado y éste ha de dirigirse a la mesa y depositar el dinero de la apuesta. A continuación se abre el turno para que el público en general cubra la apuesta en las fracciones que se quieran (siendo actualmente la fracción mínima 5€ por ser el billete mas pequeño y no andar asi manejando monedas). Cuando en la mesa se han casado las apuestas, el que va a lanzar las chapas realiza la tirada, sujetando las chapas en plano entre el índice y el pulgar y con los lises enfrentados. Si la tirada es válida (sin que toque el techo o a alguien del público que hace el corro), en cuanto las chapas se detienen en el suelo el baratero canta el resultado.

Si sale “cara y lis”, se repite la tirada.

Si salen “lises”, el tirador pierde y gana el público que cubrió la apuesta que pasan a recoger los beneficios, mientras que el baratero da el turno al siguiente tirador.

Si salen caras, el tirador gana y pierde el público, sin embargo el tirador aún no puede retirar los beneficios, ya que está obligado a volver a apostarlo todo al menos otras dos veces más. Si consigue sacar caras 3 veces consecutivas tiene tres opciones: Retirarse con su apuesta inicial multiplicada por 8, retirar una parte del dinero y seguir apostando otra tanda de 3 tiradas, o volvérselo a jugar todo, también durante 3 nuevas tiradas.

Este sistema hace que si alguien consigue enlazar una racha de caras buena se lleve auténticos dinerales, ya que nunca falta publico para cubrir esas cantidades y más aún cuando se llevan muchas caras seguidas que la gente piensa que ya les toca salir a los lises.

Antaño, el baratero y el encargado de la mesa solían recibir propinas cuando se ganaba un buen bote, pero actualmente se ha profesionalizado un poco el tema y se suele cobrar un rake o comisión por cada bote. Esto hace que el juego tenga una ligera expectativa negativa, pero al ser tan limitadas las ocasiones de jugar suele ser inapreciable.

Actualmente, los bares donde se juega están obligados a obtener la pertinente licencia para esta actividad, que les da derecho a organizar el juego una serie de días al año. Tradicionalmente solo se juega los días de Jueves Santo y Viernes Santo, aunque en algunos sitios extiende al día anterior y posterior. También los días anteriores se suele jugar “de extranjis” en los bares y tascas de los pueblos de alrededor para ir calentando el ambiente.

Esta tradición da mucho ambientillo al pueblo, siendo estos los días del año que más gente hay de fiesta y por los bares, superando con creces a las fiestas del pueblo. También anima mucho las tertulias del café ya que siempre se comentan las típicas historias de “cuando fulanito, de no se que pueblo, vendió la mitad del ganado que tenia para jugárselo a las chapas”, “cuando menganito sacó nosecuantísimas caras seguidas y luego estuvo sin aparecer por el pueblo 20 días”, “cuando la gente tuvo que ir a 20 o 30 Kms a sacar dinero porque se vaciaron todos los cajeros automáticos del pueblo”, además de acaloradas discusiones sobre probabilística acerca de si las posibilidades de sacar dos caras son mayores si se llevan sacados 6 lises seguidos o son las mismas porque cada tirada es independiente de la anterior.

En fin, que si ya os cansáis de ver a tanto tío con caperuza, paseando cristos, magdalenas y piedades, con la austeridad que caracteriza a la Semana Santa Castellana, podéis acercaros y dedicaros a estos menesteres mas paganos de jugarse unos cuartos a caras o a lises.

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